Colección: Manteles, servilletas y caminos bordados

Un bordado discreto cambia el paisaje sin subir el volumen. Una vainica en el borde, un motivo lineal que aparece al coger la servilleta, un camino que marca el centro de la mesa.

Me gusta reservarlos para cuando la ocasión pide un gesto de cuidado, aunque algunos detalles entran muy bien en el día a día. En paletas serenas, el bordado suma textura sin exigir foco.

Todo queda en su medida: presente, pero en voz baja, como las cosas que valen, las importantes, las que suponen mucho.