Colección: Cama

El dormitorio es refugio y ritual. La ropa de cama que elijo —lino o algodón lavado— respira, cae con naturalidad y mejora con los lavados. Sí, de nuevo construyo la cama por capas: bajera que sujeta, encimera o funda nórdica según estación, fundas de almohada que abrazan y, cuando toca, una colcha ligera o un plaid a pie de cama.

Cuidado y proporciones

La paleta baja el estrépito: marfil, arena, humo, oliva suave; así, al entrar, el cuerpo entiende que aquí se descansa. Me preocupa tanto la sensación como el mantenimiento: tejidos que se adaptan y soportan el uso diario y vuelven a su sitio con un lavado sereno.

Como en casi todo, el secreto está en la proporción: largo justo, caída que acompaña, volumen que no se impone. Cuando la cama te recibe como si te conociera, el día termina en su sitio y el día siguiente empieza con menos urgencia.