Camino a Petrópolis

Quando você recordar um passado entre nós…”

Con esa frase comenzaba una historia. Un relato de poesía y notas musicales; de romanticismo y de magia. Fue en 1951 que los Garotos da Lua publicaron este primer sencillo, de melodía dulce y simple, sin saber que años después la voz que le daba vida cambiaría la historia de la música para siempre. Me imagino a Lota y a Elizabeth, inmersas en la naturaleza trepidante del entorno de Samambaia, escuchando a este João Gilberto jovencísimo y quizás hasta bailando al compás de las suaves notas, perdidas en el momento. La canción terminaría y el tocadiscos continuaría rasgando el vinilo, pero la música para ellas sería solo un accesorio y la melodía de la jungla y de los guacamayos habría mantenido el compás en sus cabezas y en sus corazones.

vinyl lp

Ahora las calles serpentean a mi alrededor. Edificios van, edificios vienen. La voz de Gilberto los envuelve y les da el toque faltante. Me transporto por tierra y por mente, inmersa en las avenidas, viéndolas como antes, como en ese 1951 tan enigmático y a la vez tan apacible. El paisaje cambia y los colores me acompañan. Verbos, música, colores, Bishop, Gilberto, Portinari… las sensaciones danzan y se entremezclan, sobrecargando mis sentidos. Son mis tesoros, los que me llevo, los que transmutaré al lino y al terciopelo. Pero aún no estoy lista para marcharme. Aún queda el premio mayor, esa conexión con mi pasado, ese algo que los convierta en sangre que recorra mis arterias.

carretera petrópolis

Frente a mí se yergue el Palacio Imperial. Me imagino a un Pedro I, en su camino a Minas Gerais, enamorándose por completo del verde. Me lo imagino supervisando los planos de su palacio de verano junto al arquitecto, enfrascado en números, materiales y fechas. Estaría orgulloso de su hijo menor, Pedro II, que tras su muerte procuró finalizar lo que su padre había comenzado, legándonos esta inolvidable construcción. Hacen eco en mí sus palabras, que a pocos kilómetros fueron pronunciadas para marcar el inicio de un nuevo viaje y de un nuevo país. “Se é para o bem de todos e felicidade geral da Nação, estou pronto! Digam ao povo que fico” (“Si es para el bien de todos y la felicidad general de la Nación, estoy listo! Díganle al pueblo que me quedo”).

palacio imperial petrópolis

Y yo también. Me quedo. Me quedo, donde el aire es puro y donde el verde se mezcla con la alegría. Me quedo, donde el amarillo del sol te ilumina y donde el cielo azul te extirpa las penas. Me quedo a descubrir la historia detrás de Petrópolis y detrás de mi abuela.

 

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