Colección África Animal

En el corazón de nuestras creaciones, inspiradas por la naturaleza, los animales no solo destacan por su belleza y originalidad. Cada pieza es parte de un club exclusivo, donde cada elemento lleva un toque artesanal, único e irrepetible. Es la serigrafía, el bordado y la magia de Limoges lo que otorga a cada obra su distinción, como un tesoro cuidadosamente confeccionado.

Esta relación entre los elementos es como la del pintor con su caballete o la del escritor con su tinta: combinaciones que trabajan en perfecta armonía, reflejando algo profundo en nosotros. De igual manera, en la sabana africana, los árboles y las pasturas se fusionan con los animales que la habitan, formando un todo indivisible. No podemos imaginar un baobab sin las manadas que descansan a su sombra, ni a los animales sin el entorno que los nutre. Hoy celebramos a la naturaleza y a los verdaderos dueños de la sabana: los animales que dependen de ella, en un equilibrio tan perfecto como un cuadro en constante movimiento. El baobab, la adansonia, la epifita y la albizia completan este paisaje, dando vida a la melodía del bioma que sostiene nuestro planeta.

La magia de limoges

En este homenaje a la naturaleza, nuestras piezas de porcelana nacen en la legendaria ciudad de Limoges. Aquí, cada creación comienza con moldes especiales, diseñados para trabajar la porcelana más fina. Una vez que la forma está lista, dos técnicas se unen en la etapa final: por un lado, el dibujo impreso a través de la serigrafía se traslada delicadamente al material, y por otro, el borde dorado, aplicado a mano con un pincel fino, le da ese toque de lujo artesanal que transforma cada pieza en un tesoro atemporal.

Nuestra mantelería bordada

Esta tradición artística tiene sus raíces en una historia que comenzó en el siglo XVIII, cuando un monje jesuita francés, residente en China, desentrañó los secretos de la exquisita porcelana china. Fascinado por la alquimia del agua, el fuego y la tierra, envió detalladas cartas a su país natal, revelando este arte tan codiciado. Pero había un elemento clave que faltaba en Francia: la arcilla blanca, conocida como caolín. Fue solo en 1767, en Saint-Yrieix-la-Perche, cerca de Limoges, cuando se descubrió el preciado caolín, lo que permitió el nacimiento de la porcelana francesa por excelencia. Desde entonces, Limoges se ha consolidado como un símbolo de perfección y elegancia en el arte de la porcelana.

Nuestros bajos platos

En un viaje que conecta la creación artística con la naturaleza misma, recorremos la sabana del Parque Nacional Serengeti, hogar y ruta migratoria de cientos de animales. Mientras cierro los ojos, puedo ver la silueta de estas majestuosas criaturas recortada contra el horizonte rojo de Tanzania, un espectáculo que se graba en el alma y queda para siempre en la memoria.

Posavasos

Entre estos animales, hay uno que destaca por su espíritu indomable: la cebra. Con sus rayas blancas y negras, siempre elegante, es el único animal que nunca se ha dejado domesticar. Aunque parezca similar al caballo, su esencia salvaje la distingue. Corre libre por las llanuras de la sabana, manteniendo su independencia, su libertad intacta. La cebra nos recuerda que algunas cosas son más hermosas cuando permanecen salvajes, fieles a su naturaleza, como los paisajes y los animales que inspiraron nuestra colección.