Berlín, 1920
Tres mujeres protagonizan la historia que inspira esta nueva colección, Maggie, Petra y Elena. No las conocí en persona, pero supongo que mi bisabuela sí, porque sus cartas aparecieron en el mueble secreter que siempre había ocupado el rincón de la ventana en su habitación, y que decidí arreglar yo sola en otro de mis intentos por no volverme loca durante estos meses de confinamiento.
Lo que empezó siendo una nube de polvo decapando la pátina de los años en un mueble que siempre me había fascinado por lo moderno que parecía, para ser de mi bisabuela, acabó convirtiéndose en un festival de lectura en mi sofá, hundida entre cojines, en el que conocí a las tres protagonistas de mis siguientes horas, días, meses, y de nuestra nueva aventura abordo de Lo de Manuela.
El hallazgo de las cartas me hizo reflexionar sobre lo relativo de mis pataletas. Estas mujeres no solo lograron mantener viva su amistad durante años y a través de la distancia, sino que superaron una guerra y una posterior pandemia, y cuando parecía que el mundo no podía ser más gris y desolado, vieron cómo florecía diferente, exultante y eufórico. El dolor les había marcado la piel, pero el instinto de supervivencia y el arte les devolvió el oxígeno que ya no tenían.
Tirada en mi sofá sentí una mezcla de alivio, admiración y emoción: Las mujeres de mi familia habían acudido una vez más en mi ayuda regalándome un nuevo destino para mi espíritu errante, ya que leer las cartas que milagrosamente aparecieron en un mueble viejo me ha llevado a viajar a través de las décadas para llegar a sus autoras, y quienes me vais conociendo ya sabréis que lo mío son los viajes y las historias que hay detrás de ellos.
Esta colección nos lleva a Berlín en 1920, una ciudad efervescente y febril después de la Primera Guerra Mundial. La ciudad de las revoluciones, de las artes, de la bohemia, la intelectualidad, el eclecticismo, el feminismo, y la diversidad. La cuna de la Bauhaus y del nuevo Kabarett, dos catalizadores del arte, el pensamiento y el ocio, que atrajeron como un imán a todo tipo de artistas, arquitectos, escritores, periodistas, músicos, bailarines, y entre ellos, a nuestras tres nuevas musas que, venidas de diferentes países y realidades sociales, se encontraron y supieron acompañarse.
…Ante esta historia que empezamos a descubrir hoy, yo no puedo dejar de pensar que las cenizas de la angustia y la desesperación son la tierra fértil de las nuevas ideas y formas de expresarlas, y eso me llena de una esperanza que quiero compartir con vosotr@s.
Bienvenid@s a Berlin, 1920