Mirando las estrellas

Hace una semana les dije al equipo que sí, que asistiría a la cena de Navidad, pero me surgió un viaje. Qué raro, el mismo día en que se reunían. Así que les mandé un mensaje a cada uno de ellos. Para que supieran que no iban a contar conmigo, que mi compromiso con nuestra causa era absoluto, que ya sabían que mis viajes eran para nuestro bien común y que muy pronto recibirían los frutos, como siempre, en forma de cartas, llamadas, fotos y dibujos, y seguiríamos creando magia. Les pedí que visualizasen dónde querían que estuviésemos el año que viene, pusieran esas imágenes encima de la mesa, y que fuéramos al galope a por ellas. El tiempo nos estaba devolviendo en forma de gotitas de dulce néctar cada uno de nuestros sueños, y no pensábamos dejar de ir a por más.

No les sentó bien, como era de esperar, pero somos un gran equipo y supieron comprender que el alma viajera de nuestra marca no debe descansar, y que, si surgen llamadas desde un destino, desconocido o ya familiar, pero siempre nuevo, hay que hacerle caso, porque detrás siempre hay una historia, y nosotras vivimos de ellas.

Eso sí, les pedí que mantuviesen mi sitio en la mesa, como símbolo de nuestro trabajo en equipo y les pedí que me mantuviesen informada de todo en todo momento, y así lo hicieron.

Lo que viene a continuación es un listado de mensajes que fueron llegando a mi móvil de parte de todos ellos.

Sofía: Manuela, qué pena que te pierdas este momento de todos juntos, aún no me lo creo. Acabamos de llegar al restaurante, ¿tú sabías que está metido en medio del bosque? ¡Yo no!

Martina: ¡Amiga! ¡Que tengas buen viaje! El restaurante está lleno hasta los topes, pero se nota que te conocen y te quieren, porque nos están llevando a una mesa muy apartada del ruido y creo que estaremos en la gloria. ¿Patatas bravas?

Toni: ¡Wow! ¡Qué detallazo, Manuela! ¡Qué mesa más bonita nos has preparado! Ha sido tan emocionante llegar a nuestro rincón y ver que la mesa fuese toda de cosas nuestras, que nos hemos emocionado con lagrimilla y todo. La vajilla de Limoges con los individuales y las servilletas beige, más las velitas y esa decoración tan tuya de flores y frutos secos hacen un efecto extraordinario! ¡Es como si la hubieras puesto tú!

Joaquín: La cena ha sido diez puntos. Hemos pedido todas tus recomendaciones y ha sido como si hubieras estado aquí. Espero que no te ataque la melancolía, aunque no creo, porque estás muy acostumbrada. Mira qué buen selfie de todo el team. Voy a recortar y pegarle una foto tuya, esto no puede ser.

Martina: Estamos a punto de repartir los regalos del amigo invisible que hemos dejado en un rincón cuando hemos llegado. Están todos muy contentos, Manuela. les acabo de proponer que cierren todos los ojos y que yo repartiré los paquetes según el nombre que lleven escrito. Abrirán todos los ojos a la vez y se encontrarán con su regalito. Les ha encantado la propuesta.

Martina: No entendían nada. Han abierto los ojos a mi señal y se encontraron con que no tenían ningún regalo delante. Se han mirado unos a otros y descubrieron de inmediato que todos sus regalos estaban en tu sitio. Se ha creado un momento de confusión. A todos nos había tocado regalarte a ti.

Sofía: Esto debe ser obra tuya, Manuela. ¡todos te hemos hecho regalo a ti!

Joaquín: ¿Cómo has podido engañar al programa informático del amigo invisible?

Fernanda: ¡Con lo que me ha costado elegir algo para ti, y resulta que nos has hecho pasar a todos por lo mismo!

Martina: ¡Amiga! Me miran y creen que es obra mía…

Y entonces todos recibieron un mensaje mío. ¡Tendríais que haberme visto lo bien que me lo he pasado organizando toda esta sorpresa desde el aeropuerto de Barcelona! ¡La gente me veía reír y reía conmigo!

Cerrad los ojos todos a la vez y contad hasta 30. Martina, tú también, ya no necesito cómplices.

Cuando abrieron los ojos la montaña de regalos en mi sitio habían desaparecido. Tenían cada uno un paquete cuidadosamente envuelto. Se pusieron a abrirlo todos a la vez, primero tímidos, y luego a lo loco. Baile de papeles. Un paquete llevaba a otro y a otro y a otro, todos de colores distintos, hasta llegar a un sobre. Dentro, una tarjeta de embarque y una nota que decía:

Nuestro vuelo sale dentro de unas horas. Todo lo que necesitáis en el destino está en una bolsa que tenéis debajo de vuestras sillas. Cuando acabéis de cenar os espera una furgoneta que os traerá al aeropuerto. Este viaje lo hacemos todos juntos.

***

Os escribo desde el hotel, en algún lugar del mundo.

Acabamos de pasar la noche proyectando dónde queremos estar a lo largo de este año bajo el inmenso cielo. Las estrellas nos guardan el secreto y ya empiezan a trabajar para nosotros.

Todo el equipo de Lo de Manuela os desea unas muy feliz Navidad.

¡Buenos viajes, amigos!

 

 

 

 

 

Ideas de regalo: